Un poco bohemio, un poco loco, un poco solo, un poco mas, un poco menos, un poco de ron en un vaso con muchos hielos, un puro prendido y hasta la mitad funado, un ambiente pesado, un ambiente saturado, saturado de cigarro, saturado de sudor, un ambiente bohemio, perfecto para empezar una historia como cualquier otra para cualquier otro y única y especial para mi. Me sigo fumando ese puro a medida que trato de remover las cadenas que atan mis pensamientos que me impiden usar este lapiz para otra cosa que no sea dibujar garabatos en una servilleta manchada con sangre, que dolor mas grande. No, no lo hay, por lo menos en este momento no lo hay, perder una musa es lo último que un artista desea. Puede quedar sólo, no le importa, puede acabarsele el alcohol, no le importa, puede detenerse la música, no le importa podría terminarsele el tabaco, no le importaría, podría quedar en la mayor misera economica posibe, pero, ¿Que mas dá? Si tu musa se ha ido, lo único que te queda es una hoja en blanco que espera
convertirse en una obra, pero no puede. Mi lápiz no responde a los estimulos externos porque acarreo un cadaver en mi mente, una musa que me abandonó para no volver, una musa que quise pra poder conquistar la salvajidad de mis ideas, una musa que me dejo con un papel en blanco, mi vaso con ron que está por terminar y un puro que me emieza a quemar los dedos... Luego me viene la desesperación, se me ha acabado el puro y la hoja sigue blanca como si nunca hubiera estado en contacto con mi musa, ¿Mía? la inspiración es libre de ir donde quiera, posarse sobre cualquier par de ojos curiosos y hacerles ver la maravilla que lo rodea para luego dejarlo con medio vaso de ron, un puro una hoja en blanco y un alma negra. Me paro sin inmportarme lo que haya sobre mi mesa, una bella mujer se me acerca y me cierra un ojo levantandose la falda para enseñar un poco más su pierna, pero... ¿Que veo? La barra. La barra de un bar bohemio con un aire saturado a sexo, alcohol y drogas. Le pido al hombre que atiende, me dé una caja de cigarrilos barata, un tequila doble y si conoce alguien que me pueda pegar un tiro a la salida del bar si así lo deseo. Me dá unos cigarrillos, mi tequila y me dice que el no trata esos asuntos de muertos. Me río levemente, lo miro a los ojos mientras le tiendo los billetes y le digo entre dientes, "gracias, este muerto necesitaba estas herramientas". Me mira con cara de asombro, se sonríe, me doy vueta sólo para volver a mi asiento. Al llegar a este, mi tequila va por la mitad y ya me falta un cigarrilo en la caja, estaba quemandose con fervor en mi boca, como alguna vez se habría quemado mi musa, aquella que hoy no quiere llenar esa hoja que ahora está manchada con cenizas del segundo cigarrillo. Por suerte me aseguré que mi mesa estuviera apartada y solitaria... Porque varias personas se me huebieran acercado a preguntarme que me pasaba, con mi cara de muerto, mi aparencia de mendigo y mi ropas casuales que no demostraban mas que yo era uno mas que no merecía una musa. ¿Por que no darme cuenta antes que siempre estaré falto de un algo? ¿Por que no arreglar mi vida empezando por los detalles? Há. Este tequila estaba bastante fuerte, si hasta llego a creer que escribí algo en el papel, que se está poniendo amarillo. Si... eso podría ser. Poema En Papel Amarillo. ¡Bien! ya tengo algo, pero ¿De adonde saco inspiración para rellenar esa hoja? No me importa. Tomo lo que queda en mi vaso, prendo un cigarrillo, guardo el resto, guardo mi papel amarillo, me pongo ese gran saco que alguna vez cubrió su espalda y me marcho de ahí. La bohemia me deja y yo la dejo a ella porque no me complace. Porque no me dá una musa. Recorro las calles buscando orientación para llegar a lo que creo que es mi hogar. Me pierdo a propósito. Apago mi celular sin antes notar que ya son las 4 de la mañana y mi papel sólo tiene un título inutil. QUe mi musa ya no me quiere y yo no la quiero a ella. Porque ya no congeniamos en un papel como alguna vez lo hicimos en una cama ajena, cada uno fuera de sí, como si el mundo hubiera sido perfecto por una noche que dificilmente olvidaré. A menos que otra musa me cambie la inspiración para tornarla en tu contra y susurrarme al oído que me equivoco desperciando mi vida en estas lineas. Diciendome que lo problemas de verdad son los que debes solucionar. Pero ¿Que mas dá? Es mi musa interior a la que yo realmente quiero que me ame, y que me deje rellenar mi hoja amarilla. Y así, cabizbajo y pensante me encuentro caminando por las calles de mi pueblo, voy taciturno y despreocupado, unas putas me han salido al camino ofreciendo sus servicios a lo que yo las miro y les pregunto "¿Que quieres?", Me responden, "A tí bebé", me sonrío y les digo "Mi billetera está vacía" a lo que giran la cabeza y ven a otro cliente en potencia dejandome continuar con mi propio camino a la nada. Si... No hay nada mejor que caminar para reflexionar y hablarse a si mismo a medida que dejas el alcohol correr por tu sangre. Llego a un puente recordando la tristeza que me provocó mi musa al partir. Al dejarme a mi suerte sin mirar atrás casi diciendo te odio, sólo con la mirada de esos ojos cristalinos. Apago el quinto cigarrilo en la baranda del puente y, alzando la vista la veo a ella. Burlandose de mi hoja amarilla en blanco. Burlandose de mi desgracia y mi llanto. Luna ¿Por que me has abandonado?