lunes, 12 de marzo de 2012

Un pequeño trozo.


Debo advertirle que esa cosa roja que tienes en tus manos y late le falta algo. Un pequeño trozo de mi corazón se ha perdido en el tiempo, en los años que ha sido un vago. En todas esas noches de soledad y hasta angustia. No es algo que vaya a recuperar y no creo poder hacerlo. Más aún, no quiero hacerlo. Es una cicatriz, un pequeño algo que me recuerda todo lo que he vivido, todo lo que he sufrido, todo lo que quedó atrás. Experiencia.

Un pequeño trozo de mi corazón está perdido en mi pasado. Pero yo te digo que no importa, que es una linda llaga, un perfecto imperfecto. Y me gusta que esté ahí recordándome las cosas que hice mal y que no debo repetir, que me recuerda que puedo ser fuerte.

Antes había un vacío también. Y mucho frío. De a poco voy llenando eso contigo, con lo que me das día a día. Y tu calor me mantiene a punto, tibiecito y feliz.

Gracias por cuidarlo. Gracias por querelo.

Todos los días me preocupo de cuidar el tuyo.

miércoles, 7 de marzo de 2012

Siesta.

Estar acostado en mi cama ya no es lo mismo. Estar ahí sin sueño, tranquilo, quizás escuchando música, mirando al techo, pareciera que le falta algo. Basta con girarme para darme cuenta que no estás ahí. Que hoy no puedo compartir con tu cuerpo y que estoy tranquilo. Girarme para dejar caer mi brazo porque no está tu cintura para abrazar.
Tomar una siesta ya no es lo mismo. Es algo más. Tomar una siesta solo tampoco, el recuerdo de tu presencia me acompaña y me alegra. Y a veces creo aún poder sentir tu aroma en mi almohada. Mejor ven para sentir tu calor, ven y tomemos una siesta juntos. Salgamos por ahí, conversemos de la vida, riamos. Comamos algo rico, dame besos después. Abrázame, que me gusta apretar tu cuerpo contra el mío. Llévame a un lugar que no conozco, llévame de la mano.

Los colores son más brillantes, los detalles más lindos.
Los abrazos son más cálidos y los besos más ricos.

Y cuando caiga la noche vamos a disfrutar un rato la luna. Ahí donde el mar se mueve tranquilamente y el frío nos obliga a apretarnos más. Luego vamos y tomamos otra siesta, vemos una película y nos vamos a dormir.

Estar acostado en mi cama ya no es lo mismo. Estar ahí, sin sueño, tranquilo, quizás escuchando música, mirando dentro de tus ojos, pareciera que no falta nada. Basta con sonreír para que me des un beso. Que hoy puedo compartir con tu cuerpo y que estoy tranquilo. Sonreír para que te aprietes contra mí y poder abrazar tu cintura.

Y me gusta sentir tu aroma. Y me gusta sentir tu calor. Y es que me gustas, y es que te quiero.