domingo, 16 de diciembre de 2018

La valentía de la cobardía

Pedro tomó sus llaves y cerró de golpe la puerta, tratando de arrancar de su propia mente. Evidentemente no podía y sabía que todo era un melodrama. Caminó con rumbo desconocido, solo sabia que no podía dejar de arrancar. Sus pensamientos lo acechaban y él solo quería paz mental, paz en el corazon, calma. Aquella que conoció y que ahora añora, que se le arrancó como arena entre los dedos secos de paciencia. Añora poder recostarse en su cama y no ser un atado de nervios, un atado de pensamientos confusos, quiere tener las cosas claras. Quiere ser valiente y no puede dejar de caminar.

Dos horas más tarde, se da cuenta que olvidó sus cigarros en la otra chaqueta, junto con su cordura y las ganas de abrazarla. Que ha caminado sin rumbo, y está en un páramo desconocido, en un lugar que se le hace familiar, como si ya hubiese estado llorando aquí antes, como si fuera la primera vez pero con sabor amargo, con una espina en la nuca, cómo cóm piedra en el zapato, como ese pensamiento que de te pega en la cabeza y no te deja dormir. Qué acelera tu pulso y te da ganas de ser impulsivo, de mandar todo a la mierda y reírte de ti mismo en un espejo .

Dos dias más tarde, Pedro no sabe quién es. Cree ser una sombra de lo que era y no lo culpo. He had a good run, quizás una mejor partida de la que se esperaba. Y no contaba con que la caída duele más, mientras más alto estes. "Si me tiro de desde lo que fue a lo que es, me rompo una pierna. Si me tiró de lo que fue a lo que quiero que sea, me mato."
A pedro lo buscan, pero ni él ni quienes lo quieren encontrar lo saben. Pedro se busca a si mismo en este valle desolado y tiene miedo de encontrarse.

Dos semanas después, pedro encuentra consuelo en una sonrisa. Y tiene más miedo que nunca.