Revlaciones, estupideces, sueños.

Anoche soñé que estaba contigo... no contigo, sino contigo. Estábamos en mi casa - primera cosa extraña - conversábamos, coqueteábamos - segunda cosa extraña - íbamos al patio, era de noche, mis vecinos árabes (Inexistentes) nos ofrecían un jamón raro. Parecía haber dos lunas en el cielo. Te pasaban a buscar, me dabas un beso en la mejilla y fuiste a subirte al auto. Antes que me diera vuelta a cerrar la puerta, te bajabas del auto, corrías hacia mi y me dabas un beso en la boca - tercera cosa extraña - al que accedí como si fuera algo de costumbre. Si hasta en el sueño me extrañó y quedé dándole vueltas en mi cabeza... Te marchaste con una mirada coqueta y una insinuación a que te detuviera - cuarta cosa extraña -, sólo me quedé atónito en el umbral de mi puerta buscando mi sanidad mental y mis ojos recorriendo tu figura. Aún escribiendo esto sigo atónito que, a pesar de que fue sólo un sueño, mi mente pudiera creer esas cosas de ti. Y si lo digo, no es porque no las puedas hacer, sino porque no te imagino haciéndolas... Tan tímida y callada, bella y poco atrevida. Quizás mi mente quiere hacerte algo que no eres. Quizás en este tiempo has cambiado. Que se yo. Quizás mi mente hizo fácil que te diera ese beso que nunca te dí. Quizás aún pienso en ti, a escondidas de mí. A veces creo que eres el amor imposible en mi vida, aunque, usualmente, simplemente no pienso.

Quizás aún agradezco que existas en mi vida aunque no sepa nada de ti.