viernes, 19 de agosto de 2011

Vacío.

Cada vez que veo dentro de tus ojos me siento vacío. Siento como que me quitas fuerzas y que nunca te irás. Siento tu indiferencia y me inquieto. Cada vez que me voy algo haces para esfumarlo todo y me obligas a sentarme aquí, frente a ti. Eres celosa y no soy el único que tienes atrapado en tus redes. Tus acciones son imperceptibles y tus palabras fuertes y silenciosas, dentro de las cabezas de los hombres y mujeres resuenan y los haces sufrir.

Afortunados aquellos que lograron ver más allá de ti a esa otra persona que de tu presencia estaba aburrido y decidieron ver dentro de ojos más hermosos y expresivos, el amor, una fortuna indescriptible, una felicidad inmensa.

Sentado aquí frente a ti tengo frío. No eres, para mi, sino un error, un mal giro en la ruta, una mala decisión. Decidí algo y aquí estoy, triste.

Es complicado ese tema de darte una cachetada en la cara, pararse y buscar. Tanta ilusión anda caminando por las calles, te cierran un ojo y tu les sigues la corriente, bailan bajo un farol y en cuanto crees puedes darles un beso se esfuman y sientes un golpe en la boca del estómago que te derriba y cierras los ojos. En cuanto los abres y te incorporas estás tu, con una sonrisa sarcástica. Y me veo obligado a sentarme nuevamente, cruzar los brazos y esperar a recuperarme.

Después de un tiempo hasta llego a acostumbrarme a ti y si me preguntan digo que estoy bien contigo, y hay muchos que lo hacen pero son demasiado pocos los que realmente pueden abrazarte y sentirse cómodos.

Maldita soledad.

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