lunes, 17 de octubre de 2011

Días eternos.

Tal y como había entrado se fue: chocando contra la puerta, y no lo hizo con un afán de divertir, lo hizo porque necesitaba despertar un poco  y lo disfrazó con su borrachera, no se sentía en condiciones para decirle al mundo lo mal que estaba y era porque el mundo no le entendería. Era una noche de sábado casi como cualquier otra pero se cumplía un mes desde aquella noticia que día a día le destruye cada pensamiento y hace que se sienta miserable. Un mes que sintió más que todo lo que había pasado del año. Un mes comparable a tener la mano sobre el sartén caliente durante un minuto.

No podía levantar la vista y no era porque el alcohol estuviera en su máximo efecto, era tan solo que no quería que la gente viera sus lágrimas correr por su cara, otra vez. Una noche más recorriendo las mismas calles que no quiere dejar pero que sabe le conviene. Es una situación de amor y odio y es en esos momentos cuando odia ser él quien lleva esto sobre los hombros. Quiere desaparecer y olvidar. Desaparecer y ser olvidado.

Llega, tira las llaves, tira la ropa y duerme.

Despierta a eso de las 4 de la tarde y recibe una llamada. Ducha, come y sale. Un abrazo, una sonrisa y es en esos momentos cuando ama ser quien es. Quiere quedarse y olvidar. Quedarse y que lo quieran.

Es una situación confusa pero sabe bien lo que tiene que hacer y aún así no lo hace. Es tan simple como encausar todo con información clara que guíe las emociones, es tan simple como dejarse llevar y no pensar, es tan simple que es muy complicado. Tan solo hay que relajarse.

Once de la noche y nuevamente está en el bar y se repite la historia ya que no hay nada mejor que hacer, Ross está como encerrado en una jaula con la puerta abierta. Con las alas cortadas para crear cualquier plan a mediano plazo se ve forzado a hacer todo de improvisto, sin información para programarse y, también, sin poder hacer cosas que tanto quiere. Y para poder llevarlo lo toma como aprendizaje.
Es una situación compleja.

- Lo mismo de ayer, en el mismo orden - Lo único que debe decir en toda la noche.

Y otro día pasa y sigue hundiéndose.

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