jueves, 15 de diciembre de 2011

Hay un rey en mi balcón.

Llegó ahí simplemente y no me quiere dirigir la palabra. Parece mudo e inmóvil y a la vez amenazante y con suerte. Señor rey, ¿qué hace mirándome desde su rincón? Pareciera cuestionar todos mis actos mas no me dice nada, no me critica ni me orienta, ¿cuál es vuestro propósito? Pareciera ser que sólo quiere intimidarme, sólo quiere hacerme ver lo que hago, producirme un cargo de conciencia. Señor rey, yo le digo que estoy convencido que lo que hago lo hago por mi bien y por quienes me rodean, por quienes quiero. Si he hecho ciertas cosas, si no he hecho otras, es porque creo que es lo correcto. Usualmente creo que es así pero, ¿por qué me miras con esa cara de indiferencia? ¿Qué he hecho yo para merecer el desprecio vuestro?
Dime rey, ¿qué, en tu sabiduría, hubieras hecho en mi lugar? Dime, cuéntame una historia de vuestro pasado. Hazme ver que lo que hago es erróneo o dame vuestro apoyo y bendición. No espero otra cosa sino que todo salga bien y, ¿no es eso de lo que se trata el amor? ¿Buscar la felicidad del amado? Yo quiero mucho a mis amigos para hacer algo que vaya en contra de lo que les haga ver la luz, la felicidad, la clarividencia. Pero dime rey, desde vuestra sabiduría, experiencia, historias de vuestros súbditos, ¿hasta qué punto la felicidad propia es sacrificable? Dime rey, conocedor de leyes y vivencias, ¿qué más puedo hacer sino ponerme a un lado? Y te digo ahora mismo, no es lo que yo quiero. Quiero ponerme en frente de mis amigos y decirles que creo firmemente que lo que hacen no está bien pero, ¿cómo puedo hacerlo? Tengo claro que mi verdad no es absoluta y que todas las visiones son aceptadas. ¿Basta con ver el problema desde otro punto de vista? ¿Cuántas verdades tengo que escuchar para convencerme?

Dime rey, desde tu trono, aquel rodeado por verdes árboles e interminables praderas de tréboles, desde donde has visto nacimientos, desde donde has visto derrames de sangre, desde donde el tiempo no pasa y pasa en vano, ¿qué es lo correcto? ¿Qué es lo que realmente debo hacer? Tantas preguntas moran en mi mente y tan solo quiero morir en sus brazos, dime rey, ¿qué debo hacer? No te pido una orden, quiero un consejo ya que ninguno de los que he oído me convence, siento que sus visiones están cargadas de desconocimiento y no hay quién de su lado me de una opinión, ¿es acaso que no la he buscado? Yo sé que no quiero hacerlo, sé que podría causar más problemas que soluciones. 

Tengo miedo rey. Tengo miedo. No quiero que el agua escurra entre mis dedos, no quiero dejar de apretar. Quiero una palabra de consuelo, un consejo verdadero e imparcial, un abrazo y que la tristeza se vaya de mi corazón. Quiero que mis amigos hagan lo correcto y poder aceptar que lo que hacen está bien, pero cuesta demasiado. ¿Por qué no puedo yo ser rey? Ay rey, yo sé que esa pregunta no debí haberla hecho, sé que me faltan miles de experiencias que oír y vivir antes de siquiera poder hacer esa pregunta pero, ¿por qué haces ver todo tan fácil?

Hay un rey en mi balcón. Es un rey de tréboles y no es más grande que la palma de mi mano pero me intimida. Sé que su historia es más grande que la mía porque sólo es un reflejo de lo que solía ser.


Dime rey, dime que lo que hago es lo correcto.

miércoles, 14 de diciembre de 2011

Dame un beso.

Dame un beso, estamos solos. No abras los ojos, no le creas a tus oídos, llena tu cabeza con una linda canción. Estamos solos, omite a toda esa multitud pasajera que nos rodea, ¿qué importa lo que piensen? ¿Qué importa?
Dame un beso, de esos que extraño, de esos ricos besos que sólo tú sabes darme. Esos que me hacen sonreír, esos que me das mientras me sonrío y no te los respondo, pero sabes que me encantan.
Dame un beso, de esos que me dan alegría. No puedo dejar de pensar en ellos y es una de las cosas que más extraño. Esa alegría que me entregas cuando nos juntamos, pequeñas caricias que me encanta darte, lo nerviosa que te pones cuando las respondes.
Dame un beso. Sólo uno, pero uno largo, uno que dure hasta la próxima vez que te vea, cuando te pueda dar otro.
Dame un beso. No, dame muchos besos, de esos pequeños y tiernos que son casi fugaces, casi intangibles, pero que se sienten en el corazón.
Dame un beso, uno en la mejilla, uno en la pera, uno en la frente, uno en el cuello. Mejor varios en el cuello. Uno que otro en la oreja.
Dame un beso lento, un beso sexy, un beso que estremece tu cuerpo y te dan ganas de acelerar pero no lo haces, disfrutas. Acelera, cómeme, siente cómo se agita tu respiración, siente mis manos en tu cintura y en tu espalda, ven, entrégate al placer de este beso, olvida todo que nada más importa en este momento. Muérdeme y dime con gestos que quieres cada vez más, guíame y no pares. No dejes de hacerlo.
Dame un beso, deja de dármelo y mírame a los ojos. No te muevas, mírame. Siente cómo mi alma te da un beso en la frente, siente cómo mis ojos me regalan la bella imagen de tu rostro, la bella imagen de la mujer que quiero. Mírame y siente por qué te quiero tanto. Mírame y no te pongas nerviosa, relájate, que te quiero.
Dame un beso, mejor di que me lo prestas, así te tengo que dar uno de vuelta.
Dame un beso y no dudes en pedirme a mi lo mismo. Que tengo muchos para darte.

sábado, 10 de diciembre de 2011

Matiz.

¿Te acuerdas qué fue lo que te dije respecto al bar?
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Y es en ese momento que, sin darme cuenta, te encentras de nuevo en el bar. Te miran raro, estás solo y escribiendo. Solo y bebiendo. Solo y fumando. Sólo pasando la pena. Tercer cigarro. No, cuarto. El primero lo fumaste con ella. La música está asquerosa  y no me importa. Necesito un brazo amigo. Una palabra de consuelo. Solo. Una cerveza menos. Luna llena, dos meses.
Y nada fue en vano, crecí. Pero este no es el fin. Es como crónica de una muerte anunciada. Sabías a lo que ibas. Tú mismo lo dijiste: "Una espiral que llevaba sólo a la destrucción" Hay una lágrima en tu mejilla y no sabes si es el humo del cigarro o  es la pena. No idealizaste, viviste. Y es lo que importa.
Quinto cigarro y lo prendes con estilo, te miran. ¿Es esto evadir o desahogarte? Te miran. Eres un bicho raro y sólo quieres hablar solo, quieres que todo sea irreal. Quieres despertar. Pero sabes que no puedes.
¿Cómo pudiste olvidar que "Karma is a bictch only if you are a bitch"? La vendiste. A pesar de que creías que todo era para mejor. Ven. Abrázame. Dime que todo va a estar bien. Sexto cigarro.
Quieres romper aglo, mandar todo a la mierda.
LMFAO. Gracias, algo subes mi ánimo. Es hora de  realizarte, acuérdate. "I'm sexy and I know it"
Lo único que quiero es no olvidar, y que estés aquí conmigo. Pero es muy temprano. Suspiro, sexo, orgasmo, ira.
Y solo quieres llorar. Un brazo amigo, una palabra de consuelo.
Ay... Séptimo cigarro.
Son las 2:46 y Magnus es tu única compañía.
Un llamado de auxilio,  un mensaje de consuelo. Destination unknow: ¿Dónde vas?

¡Mozo! Otra cerveza. Un olor en tu mano, un olor a derrota. Y es tu perfume.
En el bar. Una noche más. Luna llena y corazón lleno.
Llevas días con el aliento a medias. Quieres llorar. Eres como un fantasma. Pena, soledad, inundan tu alma nuevamente. Y sabes que es el karma. Perdido. It's just a matter of time.  Focus en lo que importa. ¿Es acaso que la luna estaba celosa?

Otro cigarro y el llamado fue respondido.


Última página. Voy a salir bien de esto. Porque todavía no termina. Porque tengo toda una vida por delante.