miércoles, 14 de diciembre de 2011

Dame un beso.

Dame un beso, estamos solos. No abras los ojos, no le creas a tus oídos, llena tu cabeza con una linda canción. Estamos solos, omite a toda esa multitud pasajera que nos rodea, ¿qué importa lo que piensen? ¿Qué importa?
Dame un beso, de esos que extraño, de esos ricos besos que sólo tú sabes darme. Esos que me hacen sonreír, esos que me das mientras me sonrío y no te los respondo, pero sabes que me encantan.
Dame un beso, de esos que me dan alegría. No puedo dejar de pensar en ellos y es una de las cosas que más extraño. Esa alegría que me entregas cuando nos juntamos, pequeñas caricias que me encanta darte, lo nerviosa que te pones cuando las respondes.
Dame un beso. Sólo uno, pero uno largo, uno que dure hasta la próxima vez que te vea, cuando te pueda dar otro.
Dame un beso. No, dame muchos besos, de esos pequeños y tiernos que son casi fugaces, casi intangibles, pero que se sienten en el corazón.
Dame un beso, uno en la mejilla, uno en la pera, uno en la frente, uno en el cuello. Mejor varios en el cuello. Uno que otro en la oreja.
Dame un beso lento, un beso sexy, un beso que estremece tu cuerpo y te dan ganas de acelerar pero no lo haces, disfrutas. Acelera, cómeme, siente cómo se agita tu respiración, siente mis manos en tu cintura y en tu espalda, ven, entrégate al placer de este beso, olvida todo que nada más importa en este momento. Muérdeme y dime con gestos que quieres cada vez más, guíame y no pares. No dejes de hacerlo.
Dame un beso, deja de dármelo y mírame a los ojos. No te muevas, mírame. Siente cómo mi alma te da un beso en la frente, siente cómo mis ojos me regalan la bella imagen de tu rostro, la bella imagen de la mujer que quiero. Mírame y siente por qué te quiero tanto. Mírame y no te pongas nerviosa, relájate, que te quiero.
Dame un beso, mejor di que me lo prestas, así te tengo que dar uno de vuelta.
Dame un beso y no dudes en pedirme a mi lo mismo. Que tengo muchos para darte.

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