Dime rey, ¿qué, en tu sabiduría, hubieras hecho en mi lugar? Dime, cuéntame una historia de vuestro pasado. Hazme ver que lo que hago es erróneo o dame vuestro apoyo y bendición. No espero otra cosa sino que todo salga bien y, ¿no es eso de lo que se trata el amor? ¿Buscar la felicidad del amado? Yo quiero mucho a mis amigos para hacer algo que vaya en contra de lo que les haga ver la luz, la felicidad, la clarividencia. Pero dime rey, desde vuestra sabiduría, experiencia, historias de vuestros súbditos, ¿hasta qué punto la felicidad propia es sacrificable? Dime rey, conocedor de leyes y vivencias, ¿qué más puedo hacer sino ponerme a un lado? Y te digo ahora mismo, no es lo que yo quiero. Quiero ponerme en frente de mis amigos y decirles que creo firmemente que lo que hacen no está bien pero, ¿cómo puedo hacerlo? Tengo claro que mi verdad no es absoluta y que todas las visiones son aceptadas. ¿Basta con ver el problema desde otro punto de vista? ¿Cuántas verdades tengo que escuchar para convencerme?
Dime rey, desde tu trono, aquel rodeado por verdes árboles e interminables praderas de tréboles, desde donde has visto nacimientos, desde donde has visto derrames de sangre, desde donde el tiempo no pasa y pasa en vano, ¿qué es lo correcto? ¿Qué es lo que realmente debo hacer? Tantas preguntas moran en mi mente y tan solo quiero morir en sus brazos, dime rey, ¿qué debo hacer? No te pido una orden, quiero un consejo ya que ninguno de los que he oído me convence, siento que sus visiones están cargadas de desconocimiento y no hay quién de su lado me de una opinión, ¿es acaso que no la he buscado? Yo sé que no quiero hacerlo, sé que podría causar más problemas que soluciones.
Tengo miedo rey. Tengo miedo. No quiero que el agua escurra entre mis dedos, no quiero dejar de apretar. Quiero una palabra de consuelo, un consejo verdadero e imparcial, un abrazo y que la tristeza se vaya de mi corazón. Quiero que mis amigos hagan lo correcto y poder aceptar que lo que hacen está bien, pero cuesta demasiado. ¿Por qué no puedo yo ser rey? Ay rey, yo sé que esa pregunta no debí haberla hecho, sé que me faltan miles de experiencias que oír y vivir antes de siquiera poder hacer esa pregunta pero, ¿por qué haces ver todo tan fácil?
Hay un rey en mi balcón. Es un rey de tréboles y no es más grande que la palma de mi mano pero me intimida. Sé que su historia es más grande que la mía porque sólo es un reflejo de lo que solía ser.
Dime rey, dime que lo que hago es lo correcto.
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