miércoles, 16 de noviembre de 2011

Chances.

Tomó el catalejo y pudo ver que lo que ella decía era cierto, tierra. Allá a lo lejos se asomaba una playa de blanca arena seguida por verde, un pequeño trozo de paraíso, algo que llevaban meses buscando. Se abrazaron, se besaron y destaparon una botella de champagne para celebrar.
Cuando llegaron a la orilla estaba oscureciendo así que atracaron el barco y decidieron pasar la noche en él, pero en la cubierta. El cielo se veía espectacular esa noche, estrellas miles y las tres lunas parecían hacer un perfecto triángulo que los acompañó durante horas. No podían resistir la felicidad y una sonrisa se dibujaba en sus rostros con cada cosa que hacían, desde que sirvieron la última copa hasta que cayeron rendidos uno al lado de otro, sudados y felices. Se rindieron ante el cansancio y durmieron.

Al despertar notaron que el clima de día era más estable que en la mar y que en la costa el agua parecía acariciar todo lo que tocara. Establecieron un pequeño campamento a la entrada de lo que parecía ser un bosque. Unas horas después salieron a caminar, ella guiaba el paso alegremente y él llevaba el equipaje, debían buscar comida o signos de vida. Era un bosque tropical normal pero en exceso tranquilo. No se oía ruido alguno y luego de caminar por no más de una hora llegaron al otro lado que era una pequeña pradera que caía por un barranco de vuelta al mar, decidieron rodear ahora. Les debe haber tomado dos horas llegar de vuelta al barco. Era, sin duda, una isla virgen que reclamaron a su nombre. Al fin podían terminar de arrancar de todo eso que atrás dejaron. Al fin podían decir que habían logrado eso que tanto querían. Paz.

No fue sino hasta doscientos años después que una expedición llego al planeta. Eventualmente encontraron la isla y un mensaje en una pequeña casa que encontraron a la entrada del bosque cerca de lo que parecían los restos de un barco enterrados a medias en la arena: "Bienvenidos, probablemente no podamos recibirlos con un abrazo y lo que vayamos a pedir sea mucho pero, ¿podrían cuidar de este mundo como los nuestros no pudieron? Gracias."

Y, al parecer, era de los pocos puntos verdes que allí quedaban.

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