La lluvia nos pilló de repente, mientras paseábamos, nos escondimos allí, en ese suerte de pasadizo, una escalera que conectaba dos mundos. Saqué la cabeza, la lluvia no era fuerte pero tenía para más, ninguno iba preparado para ello. Nos sentamos en esa escalera y nos abrazamos para no perder tanto calor. Conversamos un par de banalidades más, tocamos otro par de temas profundos hasta que te dije que no. Me miraste extrañada, yo sonreí y te besé. Así se nos pasó el tiempo, cuando volvimos conversamos del futuro cercano, teníamos algunos planes, teníamos algunos sueños juntos, sabíamos que terminaríamos en un plazo mediano pero no lo dijimos, lo dejamos ver en la distancia de nuestros planes, tan solo sonreímos. Un acuerdo en silencio para no adelantar el dolor, ¿Para qué? Nos abrazamos, suspiraste, tus latidos me dieron un poco de paz de ese pensamiento y sonreí, te abracé más fuerte, sonreíste.
Giré la cabeza, ya no llovía. Decidimos volver a territorio conocido por donde vinimos, no quisimos arriesgar más, caía la noche y mi deber era protegerte. Salimos al mundo para vivir. Salimos juntos para aprender.
Dos días después volví sólo, tan solo para aclarar mis pensamientos. Bajé tranquilamente por la escalera. Estabas allí, sola, al final del pasillo, me dabas la espalda. Me quedé lejos, tan solo te miré. Esperé una reacción y no te movías. Pasaron dos horas y nada ocurrió, nada cambió, nada nació y nada murió. Me fui pero dejé una nota.
Dos días después me dijiste que me sentiste allí, incluso antes de leer esa nota. Me dijiste que me querías. Taciturno, tan solo te abracé, en cuanto me acerqué a tu cara para besarte, ocurrió lo peor.
Desperté. Y era lunes.
Retratos de la mente. Fotos de un alma. Pinceladas de una musa. Trazos de una mujer en mi mente.
martes, 31 de mayo de 2011
sábado, 28 de mayo de 2011
Novedades.
Te encontré sentada frente al mar, en esas tablas que habíamos juntado el día anterior, con la pera en las rodillas y un rojo sol de atardecer en tu rostro. Te veías preciosa y parecías contenta, o al menos creí ver una sonrisa en tu rostro. En silencio te admiré. Te miré por unos minutos sin delatar mi presencia, quise capturar para siempre ese momento de ti, ese momento en que sabía que eras para mi. Me acerqué lentamente haciendo un poco de ruido con la boca para no asustarte y me senté al lado tuyo, impasible, te empujé un poco con la cadera y me miraste, cerraste los ojos y esbozaste una sonrisa, una bella sonrisa. Me hiciste sonreír así sin más, con sólo haberme mirado lo hubieras logrado. Extendiste tus piernas, me acosté en la arena que guardaba ya poco calor y puse mi cabeza en tus muslos. Comenzaste inmediatamente a acariciar mi pelo y me sentí tranquilo, sentí que estaba todo bien. Sentí que nada me faltaba y que nada más necesitaba. Sentí esa tranquilidad que no sentía hace muchos años. Que eres para mi como yo soy para ti y que puedo estar ahí sin decir nada, sintiendo tu calor y eso te hace feliz.
Pequeños instantes de paraíso, me agradan.
Tan sólo me falta llevarte lejos, pero ya tendremos tiempo. Se hizo de noche, mejor volvamos a casa, toma mi mano, caminemos por el borde del mar un rato, cuéntame una historia, inventa un personaje y haz que se enamore del mío. Vamos por esta calle, pon tu mano en mi cintura y yo pondré la mía por tu espalda, apoya tu cabeza y te daré un beso en ella. Vamos, arranquemos de la realidad de nuevo, guiemos nuestras mentes por un lugar idílico mientras nuestros cuerpos caminan vagos compartiendo calor. Estamos en casa, ¿Quieres un té? Muero por beber algo caliente. Sentémonos en el sillón en lo que hierve el agua. Te apoyas nuevamente y te cuento que hice antes de encontrarme contigo, asentías con la cabeza, claramente estabas cansada. Sonreí y decidí tan solo acariciar tu hombro. Cuando empezó a hervir el agua, moví tu cuerpo un poco, ya dormías. Te acomodé allí y te cubrí con una manta. Dormías plácidamente. Me serví un te y tan solo te miré. Tan solo te miré. Me estaba enamorando. Era bonito. Era casi algo nuevo. Era feliz. Era una taza de felicidad con gusto a té. Te veías tan tierna allí soñando, creí que soñabas algo feliz pues noté una sonrisa leve. Sonreí al creer que podrías estar soñando conmigo. Junté el otro sillón con el que ocupabas y me acosté al lado tuyo. Tan sólo quería que tu rostro fuera lo último que viera antes de conciliar el sueño.
Desperté. Me mirabas. Era temprano. Tan sólo me dijiste:
-Lindo, ¿Dónde está mi té?-
Solté una carcajada, besé tu frente y comenzó un nuevo día. Una nueva aventura.
Pequeños instantes de paraíso, me agradan.
Tan sólo me falta llevarte lejos, pero ya tendremos tiempo. Se hizo de noche, mejor volvamos a casa, toma mi mano, caminemos por el borde del mar un rato, cuéntame una historia, inventa un personaje y haz que se enamore del mío. Vamos por esta calle, pon tu mano en mi cintura y yo pondré la mía por tu espalda, apoya tu cabeza y te daré un beso en ella. Vamos, arranquemos de la realidad de nuevo, guiemos nuestras mentes por un lugar idílico mientras nuestros cuerpos caminan vagos compartiendo calor. Estamos en casa, ¿Quieres un té? Muero por beber algo caliente. Sentémonos en el sillón en lo que hierve el agua. Te apoyas nuevamente y te cuento que hice antes de encontrarme contigo, asentías con la cabeza, claramente estabas cansada. Sonreí y decidí tan solo acariciar tu hombro. Cuando empezó a hervir el agua, moví tu cuerpo un poco, ya dormías. Te acomodé allí y te cubrí con una manta. Dormías plácidamente. Me serví un te y tan solo te miré. Tan solo te miré. Me estaba enamorando. Era bonito. Era casi algo nuevo. Era feliz. Era una taza de felicidad con gusto a té. Te veías tan tierna allí soñando, creí que soñabas algo feliz pues noté una sonrisa leve. Sonreí al creer que podrías estar soñando conmigo. Junté el otro sillón con el que ocupabas y me acosté al lado tuyo. Tan sólo quería que tu rostro fuera lo último que viera antes de conciliar el sueño.
Desperté. Me mirabas. Era temprano. Tan sólo me dijiste:
-Lindo, ¿Dónde está mi té?-
Solté una carcajada, besé tu frente y comenzó un nuevo día. Una nueva aventura.
miércoles, 25 de mayo de 2011
Esperanzas.
Te quedaste ahí, sentada al lado de la ventana mirando al suelo. Buscando una respuesta en tu cabeza, aún a sabiendas de que no la tenías, llevas tiempo preguntándote. Tu cara reflejaba más que la tristeza que te acongojaba, era una preocupación. Temías con toda tu alma a quedarte para siempre así y no poder volver jamás a entregarte a ciegas.
Sentado frente a ti, en el suelo, buscando tu mirada estaba. No sabía porqué te quedabas así. Quería abrazarte y besarte, pero no estabas ahí. Eras tu la que tenía perdida la mirada y no eras tu la que estaba sentada frente a mi. Mujer, que no encuentres la respuesta puede ser porque estás haciendo mal la pregunta.
Y no te moviste durante media hora, con suerte pestañeaste. Y no me pude quedar quieto ni por un segundo, recorrí como gato encerrado la pieza. Tu respiración era la de un muerto. Mi respiración era de haber corrido mil maratones en esa media hora. Tu tranquilidad perturbaba mi desesperación. No parecías querer hablar y yo no podía articular palabra alguna.
Te tomé, te senté en el suelo y te obligué a mirarme. Me senté frente a ti y puse mi cara a doce centímetros de la tuya. Y te obligué a responder. ¿Cuándo dejarás esa apatía? ¿Por qué no me dejas? ¿Qué esconde esa cabecita tuya?
Tu respuesta fue más simple de lo que esperaba, sonreíste, me besaste, te vestiste y te fuiste.
Cuando corrí a buscarte sólo encontré un papel bajo la taza de café que no terminaste y una palabra que tan sólo por un momento creí perder.
Paciencia.
Sentado frente a ti, en el suelo, buscando tu mirada estaba. No sabía porqué te quedabas así. Quería abrazarte y besarte, pero no estabas ahí. Eras tu la que tenía perdida la mirada y no eras tu la que estaba sentada frente a mi. Mujer, que no encuentres la respuesta puede ser porque estás haciendo mal la pregunta.
Y no te moviste durante media hora, con suerte pestañeaste. Y no me pude quedar quieto ni por un segundo, recorrí como gato encerrado la pieza. Tu respiración era la de un muerto. Mi respiración era de haber corrido mil maratones en esa media hora. Tu tranquilidad perturbaba mi desesperación. No parecías querer hablar y yo no podía articular palabra alguna.
Te tomé, te senté en el suelo y te obligué a mirarme. Me senté frente a ti y puse mi cara a doce centímetros de la tuya. Y te obligué a responder. ¿Cuándo dejarás esa apatía? ¿Por qué no me dejas? ¿Qué esconde esa cabecita tuya?
Tu respuesta fue más simple de lo que esperaba, sonreíste, me besaste, te vestiste y te fuiste.
Cuando corrí a buscarte sólo encontré un papel bajo la taza de café que no terminaste y una palabra que tan sólo por un momento creí perder.
Paciencia.
viernes, 20 de mayo de 2011
So, i'm here in the middle of the parade. Walking... I look like a zombie. I'm not really here. I'm somewhere else. I'm sitting on a desert. Under an umbrella. I'm meditating, i'm focusing all my thoughts on you. All my hope on this choice but, is it really me there in the desert? Is it really me here, in the parade. No, i'm not really me. I'm just a copy of who i would like to be next. I'm being molded by myself, but I still have a chance to go back but, why would I do that for? I'm feeling happy. I'm doing things that I'll regret later... Makes me feel alive. I just would like you to be here, meditating on a parade next to me.under a umbrella that covers me from insecurities. I just want to lay my head on you and fall asleep. I just want to have something simple. I want you. I want to kiss you. Just like that, take me for just a moment outside this world. Take me where nobody else has taken me before. Take me away. Lead my way for a second and I'll trust you. I'll blindly trust you. It doesn't matter how long, it doesn't matter where, but i do matter when. I don't want this to be far from now, even if I'll have to wait more, because i will. I will wait for you. I am waiting for you.
Please don't take long. I want to be there, where happiness flows like a wild and unknown river.
I just want to hear a please don't go...
Please don't take long. I want to be there, where happiness flows like a wild and unknown river.
I just want to hear a please don't go...
miércoles, 18 de mayo de 2011
Heartbeats.
Bum. ¿Lo sientes? Bum. ¿Lo escuchas?. Bum. Es mi corazón. Se vuelve tantito loco cuando andas por acá cerca. Bum. Y te siento cerca. Y me agito. Lo siento en mi garganta, me va a explotar. Se acelera, me gusta. Se acelera, un tanto adrenalínico. Bum. Me emociono. Lo tranquilizo y me preocupa quedarme sin palabras. ¿O no? Quizás las palabras no serán necesarias. Siento que invade mi cuerpo una sensación que no me deja estar tranquilo. Quiero correr. Huir de ella. Siento que me invade y que no me va a dejar. Quizás debería dejarla. Quizás debería quedarme. Quizás no debería adelantarme a los hechos. Quizás no debería repetir tu nombre tan a menudo en mi mente. Bum. Bum. Tan seguido... Me matarás sin siquiera saberlo.
lunes, 16 de mayo de 2011
Ingenua, escucha tu corazón.
Pasó que estabas allí, a veinte metros de mí. Y no me veías. Y no quise caminar hacia ti, no quería hablarte. Tan solo te miré de reojo, por sobre mi diario. A ratos bebía del café y pedí otro en cuanto acabé el primero. Y tan solo te observé. Caminabas un tanto desorientada, sabía que esperabas a alguien. Sabías algo, pero no querías compartirlo y tan solo te miré. Cuando me aburrí de sostener el diario para no leerlo, prendí un cigarro y bajé mi sombrero para que no me vieras los ojos. Te sentaste en la solera y sacaste el celular, mirabas casi con desesperación, esperabas una señal, un mensaje, un llamado, mirabas la hora. Miraste al cielo cerrarse y las gotas comenzar a caer, suaves, una leve llovizna que atenuaría lo que vendría. Apagué mi cigarro, pagué la cuenta y me paré. Caminé directamente hacia ti y sin decir nada tomé tu mano y te llevé a una banca que por ahí había, bajo un gran árbol. Efectivamente la llovizna había atenuado tus lágrimas , casi imperceptibles las sequé con mi pañuelo, te abrazaste a mi y te sentí llorar.
-No vendrá, ¿Cierto?- Preguntaste entre sollozos.
-No sé. No le conozco, no sabría decirte si te mintió, tiene miedo o tan solo está atrasado. Pero dime, ¿Confías en él?
-Confiaba, hasta hace unos minutos.
-¿Por qué dejaste de hacerlo?
-Porque no está aquí conmigo.
-No pienses así. Toma, usa mi teléfono y pregunta por qué no está. Vamos, con confianza.
En cuanto se puso el celular en la oreja, pude escuchar otro que sonaba no muy lejos y que se acercaba con celeridad.
El joven apareció jadeando, con una rosa en la mano. Ella me pasó el celular y corrió a abrazarlo. Le preguntó por qué había llegado tarde.
No escuché la respuesta, ya me había alejado. Prefería sentir la lluvia y caminar a quedarme allí.
Al subirme al auto me llegó un mensaje: "Me cuesta poco confiar en alguien. Me cuesta mucho mantener una confianza"
Sonreí y le respondí: "Ingenua, escucha tu corazón y no te dejes llevar por ese primer impulso. El resto te lo dará el tiempo y la experiencia."
-No vendrá, ¿Cierto?- Preguntaste entre sollozos.
-No sé. No le conozco, no sabría decirte si te mintió, tiene miedo o tan solo está atrasado. Pero dime, ¿Confías en él?
-Confiaba, hasta hace unos minutos.
-¿Por qué dejaste de hacerlo?
-Porque no está aquí conmigo.
-No pienses así. Toma, usa mi teléfono y pregunta por qué no está. Vamos, con confianza.
En cuanto se puso el celular en la oreja, pude escuchar otro que sonaba no muy lejos y que se acercaba con celeridad.
El joven apareció jadeando, con una rosa en la mano. Ella me pasó el celular y corrió a abrazarlo. Le preguntó por qué había llegado tarde.
No escuché la respuesta, ya me había alejado. Prefería sentir la lluvia y caminar a quedarme allí.
Al subirme al auto me llegó un mensaje: "Me cuesta poco confiar en alguien. Me cuesta mucho mantener una confianza"
Sonreí y le respondí: "Ingenua, escucha tu corazón y no te dejes llevar por ese primer impulso. El resto te lo dará el tiempo y la experiencia."
miércoles, 11 de mayo de 2011
La Ballerina.
Se subió al escenario, no era la primera vez. Un sólo foco iluminaba aquel lugar que le había dado tantas alegrías, tantos bellos momentos, amores irreales, historias interesantes, premios, amores reales, familia y aplausos. Un sólo foco que la iluminaba a ella en medio del escenario. Sola. Imaginó aquella melodía que bailó por primera vez ante un publico. Recordó la primera vez que sudó de nervios antes que por moverse.
Bailó. Bailó al ritmo de la música que corría salvaje por su mente. Danzó como si fuera la última vez que iba a poder hacerlo. Se liberó, dejó su ser en aquel escenario que la había visto crecer, pero falló. Cayó sobre aquel escenario que la había visto fallar antes, caer en los ensayos, empujar compañeras de espectáculo, fallar en un salto y torcerse el tobillo. Muchas veces falló, tantas como las que salió adelante y se superó. Se sentó, abrazó sus piernas, una sola lágrima dejó ir, la secó y volvió al ruedo. Y, una vez más, se superó. Dejó su esencia en el escenario, se lo regaló. Al terminar en aquella pose perfecta que sólo ella sabía mostrar con elegancia un aplauso salió de las tinieblas de las graderías. Se sentó a orillas del escenario y se le acercó él, aquel hombre que la apoyó durante años y quien es su esposo.
-¿Por qué has venido mujer? Llevas años alejada de las tablas.
-Debía cerrar un ciclo. Corresponde dejar atrás de manera correcta, no puedo hacer este cambio sin terminar lo anterior.
Agachó la cabeza pues sabía que lo que decía era lo que debía hacer. Sabía que sólo sacándose la danza del cuerpo podía seguir adelante con su nuevo proyecto de vida.
Él la abrazó, le besó la frente. Sonrieron. Se sacó las zapatillas de ballet y las dejó en medio del escenario.
Salieron del lugar camino a casa. Una parte de ella había sido archivada y tan sólo pensaba en su futuro. Era lo correcto. Ella lo sabía y así lo sentía.
Bailó. Bailó al ritmo de la música que corría salvaje por su mente. Danzó como si fuera la última vez que iba a poder hacerlo. Se liberó, dejó su ser en aquel escenario que la había visto crecer, pero falló. Cayó sobre aquel escenario que la había visto fallar antes, caer en los ensayos, empujar compañeras de espectáculo, fallar en un salto y torcerse el tobillo. Muchas veces falló, tantas como las que salió adelante y se superó. Se sentó, abrazó sus piernas, una sola lágrima dejó ir, la secó y volvió al ruedo. Y, una vez más, se superó. Dejó su esencia en el escenario, se lo regaló. Al terminar en aquella pose perfecta que sólo ella sabía mostrar con elegancia un aplauso salió de las tinieblas de las graderías. Se sentó a orillas del escenario y se le acercó él, aquel hombre que la apoyó durante años y quien es su esposo.
-¿Por qué has venido mujer? Llevas años alejada de las tablas.
-Debía cerrar un ciclo. Corresponde dejar atrás de manera correcta, no puedo hacer este cambio sin terminar lo anterior.
Agachó la cabeza pues sabía que lo que decía era lo que debía hacer. Sabía que sólo sacándose la danza del cuerpo podía seguir adelante con su nuevo proyecto de vida.
Él la abrazó, le besó la frente. Sonrieron. Se sacó las zapatillas de ballet y las dejó en medio del escenario.
Salieron del lugar camino a casa. Una parte de ella había sido archivada y tan sólo pensaba en su futuro. Era lo correcto. Ella lo sabía y así lo sentía.
martes, 10 de mayo de 2011
Cuento Corto.
Mucho que decir.
Cuento corto, quiero tomar una micro e ir a dormir con mi cabeza en tu falda.
Cuento corto, quiero tomar una micro e ir a dormir con mi cabeza en tu falda.
lunes, 9 de mayo de 2011
lunes, 2 de mayo de 2011
En las sombras.
Recorro calles en busca de tu rostro.
Me paseo entre conversaciones donde se pronuncia tu nombre.
Salto de bar en bar donde te vieron pasar.
Camino en la soledad que deja tu huella.
Le piso los talones a tu sombra. Le pregunto a la luna por qué no me ilumina el camino.
Busco la manera de incrustarme en tu destino.
Me siento a esperar a que pasen tus piernas.
Río ante mis ganas de abrazarte.
Saboreo la victoria cada cierto tiempo y la amargura de la duda más seguido.
Me escondo detrás de una mampara de misterio que no puedo saltar.
Le hago el quite a tus indirectas osadas.
Rehuyo mis dudas y a veces a mi imaginación.
Le doy la mano a mis deseos de besarte y los saco a caminar a diario.
Arreglo un encuentro con tu aroma y me deja plantado.
Salgo a la calle para buscar esperanzas.
Fotografío mares de gente y busco tu camisa.
Escucho tu voz y me doy vuelta para revisar si no fue mi imaginación.
Siento un toque en el hombro y deseo, tan sólo por un instante, que sea tu mano.
En las sombras nada es real. Todo es producto de tu mente.
Me paseo entre conversaciones donde se pronuncia tu nombre.
Salto de bar en bar donde te vieron pasar.
Camino en la soledad que deja tu huella.
Le piso los talones a tu sombra. Le pregunto a la luna por qué no me ilumina el camino.
Busco la manera de incrustarme en tu destino.
Me siento a esperar a que pasen tus piernas.
Río ante mis ganas de abrazarte.
Saboreo la victoria cada cierto tiempo y la amargura de la duda más seguido.
Me escondo detrás de una mampara de misterio que no puedo saltar.
Le hago el quite a tus indirectas osadas.
Rehuyo mis dudas y a veces a mi imaginación.
Le doy la mano a mis deseos de besarte y los saco a caminar a diario.
Arreglo un encuentro con tu aroma y me deja plantado.
Salgo a la calle para buscar esperanzas.
Fotografío mares de gente y busco tu camisa.
Escucho tu voz y me doy vuelta para revisar si no fue mi imaginación.
Siento un toque en el hombro y deseo, tan sólo por un instante, que sea tu mano.
En las sombras nada es real. Todo es producto de tu mente.
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